Desde 1929, los avistajes de la ballena sei se detuvieron en la Patagonia. La especie entró en la categoría de depredada debido a la caza para utilizar su grasa como aceite. Pero a casi 100 años de su desaparición, las noticias son más que alentadoras para los biólogos.
En Rada Tilly, Chubut, todo el mundo está atento: los pobladores empezaron a mirar hacia la costa con mucha más esperanza; las autoridades piensan que la reaparición de las ballenas sei podría ayudar al desarrollo de la economía local y los especialistas y amantes de las ballenas esperan con ansias la habilitación del avistaje.
Entre 2003 y 2004, los primeros registros de respiraciones en el mar de Rada Tilly llamaron la atención del personal de la reserva natural Punta Marqués. A 20 años de las primeras apariciones, en vuelos que se realizaron el año pasado para estimar la población de la ballena sei, se contabilizaron entre 2400 y 2800 ejemplares.
Después de la ballena azul y del rorcual común, la ballena sei es la especie más grande. Son ejemplares que miden entre 18 y 19 metros y medio de longitud y se caracterizan por tener un color gris acero con la panza blanca y unas estrías marcadas en la garganta.
El equipo que estudia la ballena sei
Antes de la pandemia, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco empezó un trabajo fotográfico para dar seguimiento a la ballena sei. Pero con la aparición del covid, las investigaciones se detuvieron. El equipo es dirigido por los docentes e investigadores Mariano Coscarella y Marina Riera, de la Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud de la UNPSJB.
Pero no son los únicos ni están desprovistos de herramientas. Un equipo de buzos, algunos celulares, un ginómetro, un dron que sobrevuela el océano, un barco y un bote de apoyo son solo algunos de los instrumentos con que cuenta el programa.
National Geographic se sumó a la empresa para financiar el implante de rastreadores en los animales. Se espera contar para el año que viene con más dispositivos –hasta ahora usan seis– para estudiar el patrón de comportamiento de las ballenas sei.